Desigualdad y precariedad causa determinante de mala salud mental

El pasado sábado, Izquierda Unida celebró un acto sobre salud mental en Alcalá de Henares con la participación de Vanessa Lillo, diputada en la Asamblea de Madrid y Daniel Cuesta Lozano, enfermero y profesor en la Universidad de Alcalá de Henares, acompañados de Patxi Morato, del colectivo Psicología Comprometida.

El psicólogo Patxi Morato explicó que «hay una evidente falta de medios materiales y de personal en la sanidad pública para cubrir las necesidades de la población en salud mental». La periodicidad mensual de las consultas para las terapias es insuficiente. Si nos comparamos con la media europea estamos por debajo, tanto en personal, como en inversión económica en esta materia. Estas carencias obligan a los médicos de Atención Primaria a asumir un papel que no les corresponde. Faltan medios y sobra medicación. Este es un problema social que debe ser tomado muy en serio. Se está registrando entre la juventud un aumento alarmante en casos de ludopatía, adicciones, trastornos de la alimentación, autolesiones e intentos de suicidio.

El profesor Daniel Cuesta Lozano hizo hincapié en que «existen condicionantes sociales de la salud. La precariedad laboral, la falta de formación, la pobreza, las dificultades para acceder a la vivienda o la injusticia social son causas determinantes de la mala salud», tal y como concluyó la Conferencia Internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre Atención Primaria de Alma-Ata en 1978. Estas causas sociales de la mala salud son consecuencia de adoptar políticas que generan desigualdades. Estas desigualdades son injustas y evitables.

IU Alcalá - Acto Sin Salud Mental, no hay Salud

Hay decisiones políticas que generan bolsas de población que salen perjudicadas y otras que salen beneficiadas. Las que salen perjudicadas siempre son las mismas. Los problemas de salud son muy diferentes según nuestra clase social; el barrio en el que vivimos y nuestra situación socioeconómica influyen hasta en nuestra esperanza de vida.

En ocasiones quieren hacernos creer que somos los únicos responsables de nuestra felicidad o de nuestra tristeza. Esto no es así; la desigualdad social es un problema comunitario evitable que condiciona nuestra salud.

La diputada Vanessa Lillo argumentó que «las desigualdades sociales influyen en nuestra salud mental de una manera cuantificable. Para ello, desde nuestro grupo parlamentario en la Asamblea de Madrid, consideramos necesario la creación de un Observatorio de Salud Mental, pero desde el gobierno de la Comunidad de Madrid se niegan a reconocer esta relación evidente. La Comunidad de Madrid es la región más rica, pero la más desigual. Para empezar, partimos de unos recursos insuficientes para salud mental. Han anunciado un Plan de Salud Mental que se ha quedado en eso, en un anuncio. El presupuesto es insuficiente, faltan recursos. Pero incluso los Planes de Salud Mental que son presupuestados luego no son ejecutados. Se quedan en el anuncio y no se llegan a poner en marcha».

Lo que nos diferencia en Izquierda Unida en materia de Salud Mental es que somos conscientes de la importancia de la desigualdad social en este ámbito. Según un estudio de investigación de la Universidad Autónoma de Barcelona, las posibilidades de tener una enfermedad mental aumentan un 21% si no se cuenta con un salario suficiente. Estos resultados cuestionan el propio sistema y los recortes sociales. Necesitamos más psicólogos, pero también más sindicalismo. La tristeza es una cuestión social, donde la persona no esta triste por su culpa, sino porque el sistema no le proporciona unas condiciones de vida digna. Cuando decimos que el capitalismo mata, nos referimos también a estas cosas, y vamos a organizarnos para cambiar este sistema.